«Pero ahora, a los jóvenes cineastas, ¡qué tiempos les toca! ¡Cuántas oportunidades tienen!» —decía Martin Scorsese el pasado 19 de octubre al recoger el Premio Princesa de Asturias 2019—. Este es el caso de Lia Willems-Gómez, una joven e intelectual directora y productora de diferentes proyectos audiovisuales, que paseó con nosotros, entre las estrechas calles de Malasaña en un día soleado, para hablarnos sobre algunos de sus trabajos más singulares y proyectos de futuro más inmediatos. Lia nos abre un mundo de interés y de pasión, en el que nos sumergimos a través de esta entrevista.

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Es evidente que la creación de tu obra tiene mucho que ver contigo y tus inquietudes personales. Antes de hablar de tu trabajo, nos gustaría conocerte mejor.

Una de las cosas que la gente normalmente no sabe de mí es que nací en Holanda, y que la mitad de mi persona se forjó allí. La otra mitad creció en España; entre Barcelona, Burgos y Valladolid. He tardado algún tiempo en darme cuenta de que mi personalidad y mi trabajo han sido muy influenciados por los lugares en los que he vivido. Hoy estoy un día en un sitio y mañana en otro, y prácticamente vivo dentro de un tren (risas).

Tu trabajo es muy concreto pero, aún hoy, se desconoce mucho del oficio. ¿Qué es lo que haces como cineasta y a qué te dedicas exactamente? 

Yo cuento historias. La forma en la que cuento cada una de ellas y el proceso de realización que hay detrás de cada trabajo, varía mucho en función del estilo de cada cortometraje o documental. Para mí es importante encontrar mi propio método de trabajo, que está muy ligado a la libertad personal, profesional y artística.

Entre tus últimos proyectos podemos encontrar ‘Océanos de amor’, un documental muy emotivo donde nos cuentas la historia de Ricardo Vicente. 

Cada uno de nosotros somos una historia, y yo he encontrado a través del cine mi manera de contarlo —se apoya sobre la mesa de un café en el que hemos parado—El caso de Ricardo es muy emocionante. La historia que había detrás de él, como actor y dramaturgo vallisoletano, y la manera en la que abarcó los diferentes escenarios de su vida, o las personas que lo rodearon, era algo que no quería dejar de contar. Su historia está ligada directamente a la vida, al arte y a la forma en la que vivió rodeado de los suyos.

Podemos encontrar algunos de tus trabajos cinematográficos en internet. ¿Cuándo empezó tu vocación por el cine?, ¿dónde nace este contexto de amor por lo que ocurre más allá de la pantalla?

En mi casa, desde que yo era pequeña, siempre hemos tenido la costumbre de sentarnos a ver películas, ya fuera en familia o con amigos, y eso despertó en mí un interés. La posibilidad de dar respuesta, o realizar preguntas a la sociedad y a los espectadores a través de mis películas, me llamaba totalmente la atención. Ahí empezó todo.

A pesar de tus habilidades profesionales, no es un mundo sencillo el de la pequeña pantalla o el cine.

En absoluto, lo he tenido muy claro desde que empecé. Durante mucho tiempo fue algo que llevé por dentro y en silencio. Pese a las facilidades de hoy, los avances sociales y la vocación personal, es un mundo de muchos obstáculos y dificultades, donde en ocasiones he sentido que luchaba contra todo. Pero me siento afortunada porque estoy rodeada de gente que respeta mis decisiones y me apoya. Es bueno tener ese lugar al que volver siempre, un lugar donde te valoren y no te juzguen.

El mundo del séptimo arte es un terreno hostil y complicado. Sin embargo estás dispuesta a seguir dentro de esta profesión y continuar a pesar de las muchas dificultades del oficio.

Sí, claro. Probablemente por necesidad propia, y por la necesidad también de expresar mis sentimientos y los de las personas que aparecen dentro de mis filmes. Es el caso de ‘Océanos de amor’.

Tengo la posibilidad de encontrarme con otras personas con muy distintas visiones del mundo, sufrimientos silenciados o historias incontables —retomamos el paseo por las calles de Madrid—. Conmigo tienen la oportunidad de contar lo que nos cautiva, y expresarlo más allá de las cámaras, llegando a tantos ojos como sea posible. Es lo más fascinante dentro del arte.

Hasta ahora has estado involucrada como directora y productora de muy distintos proyectos. Ahora estás bastante ocupada trabajando en algo nuevo y que podremos ver próximamente. ¿Qué puedes adelantarnos a día de hoy?

En 2017 realicé un cortometraje llamado ‘Lux Perpetua‘ en Países Bajos, relacionado con los contexto de violencia y sufrimiento que se vivieron allí durante la Segunda Guerra Mundial. Más adelante realicé otros proyectos como ‘Océanos de amor‘, ligado al mundo del teatro, o ‘Ay, mi España‘, donde trato de desmontar algunos de los prejuicios que nos definen como país.

Ahora estoy trabajando en un documental llamado ‘Las tempestades de Júpiter‘, que trata sobre una enfermadad degenerativa que afecta a toda una familia. Trato de dar voz a sus afectados, con la esperanza de que tarde o temprano se investigue este tipo de enfermedades.

Para realizar todos estos proyectos, cuentas con el bagaje esencial que has encontrado a lo largo de estos años de formación como profesional de este ámbito. 

Estos años han sido imprescindibles para el trabajo que hoy estoy empezando a desempeñar. Soy Técnico Superior en Realización de Proyectos Audiovisuales y Espectáculos, y Técnico en Guión y Dirección Cinematográfica. Ahora, además, estoy completando mi formación también en Producción Cinematográfica junto a la escuela de MasterD.

Contar con la ayuda de tantos profesionales e instituciones es algo primordial a la hora de desarrollarme profesionalmente.

El proceso creativo es realmente complicado. Si tuvieras que contarnos algo especial sobre tu manera de trabajar y de salir a buscar proyectos, ¿qué nos contarías?

Una de las cosas en las que creo fervientemente es que debemos dejarnos la piel en todo aquello en lo que creemos, y desempeñar cada parte de nuestro trabajo de manera meticulosa y estudiada. Cargarse con un proyecto de este tipo implica un sufrimiento desde el comienzo hasta el final, pues muchas cosas nunca salen a la primera y otras muchas se vuelven en contra. Sin embargo, los resultados siempre son gratificantes. 

Hablo de este proceso en mi próximo libro —ya publicó ‘Confluencia’ junto a la editorial Dossoles en 2017— y sobre otros muchos temas relacionados con el mundo de la creación.

Instagram: @liawillemsgomez

«Debemos darle a los jóvenes la confianza y la capacidad de trazar su propio camino en la vida, para que puedan llegar a encontrar su propia luz interior», culminaba en su discurso Martin Scorsese, que invita a los jóvenes cineastas a crear su propia historia que filmar, y a buscar las inquietudes que les forjarán como directores y como personas a lo largo de sus vidas. 

Lia Willems-Gómez se despidió de nosotros, no sin antes cautivarnos a través de su fuerza interior, su don para expresar lo inexpresable y su empatía para hacernos sentir lo que ella siente.

Después se puso a llover.

Entrevista realizada por Cristian Mozo @CristianLiuva