Año 2017 d.C, nos vemos en la necesidad de celebrar el World Pride Madrid 2017 (gran fiesta mundial del Orgullo LGBT) como defensa y reivindicación de la diversidad. Es curioso que en pleno siglo XXI haya que recurrir a tales eventos porque no exista el respeto que merece toda persona, sea cual sea su orientación sexual. Mirando al pasado, no me queda muy claro si en esto de la sexualidad el ser humano evoluciona o involuciona, lo que es cierto es que en la Antigua Roma gozaban de ciertas libertades que hoy muchos siguen sin concebir.
En lo referente a la orientación sexual, para un romano no existía el concepto de homosexualidad, heterosexualidad ni bisexualidad, existía la sexualidad y eso abarcaba todas las opciones posibles, sin que nadie entrase a juzgar si te acostabas con un hombre, una mujer o ambos. Sí existían ciertas limitaciones acerca de quién practicaba según qué erótica, o lo que viene a ser lo mismo, que no todo el mundo podía tener el privilegio de practicar la sexualidad libremente, solo el hombre de cierta clase social era merecedor de hacer lo que le placía. La sexualidad era concebida como una bendición de los dioses, y por tanto como algo de lo que disfrutar al máximo. Pero como decía, no todos tenían el mismo derecho a disfrutar de la lujuria y la pasión de la misma forma. El sexo, como cualquier otro ámbito de la sociedad era un campo más en el que demostrar poder. Eso hacía que tanto mujeres como esclavos fuesen los principales perjudicados a la hora de sufrir los límites impuestos en esto de las pasiones.
La romana era una sociedad tremendamente machista y clasista, y eso implicaba que si eras esposa tenías que haber llegado virgen al matrimonio y ser fiel a tu marido -aunque la mayor parte de los matrimonios fuesen de conveniencia y tuviesen como únicos objetivos el ampliar la estirpe y crear alianzas-. La función de la mujer en esos casos era la de procrear y estar en casa. Aun así se daba por hecho que existía una vida sexual dentro del matrimonio y otra fuera. El adulterio existía en ambos sexos, con la diferencia de que el hombre podía exhibirlo abiertamente y la mujer tenía que hacerlo a escondidas para que no se le condenase por ello. Tampoco gozaban de tal libertad sexual los esclavos, que debían ocupar un papel exclusivamente pasivo en las relaciones con otros hombres. El romano libre era, en su mayoría, bisexual, y era educado explícitamente en esa libertad, pero también para ser dominador y demostrar su superioridad en todos los ámbitos, este incluido. Nunca un hombre de esa clase debía dejarse sodomizar, eran ellos los que sodomizaban a esclavos jóvenes (efebos) o enemigos derrotados -práctica que no se llevaba a cabo dentro del matrimonio, como recuerda el poeta Marcial en uno de sus textos datados en el s. I d.C-.
El sexo oral no gozaba de la aceptación moral que merece. ¿Las principales perjudicadas? una vez más, las mujeres. Que un hombre practicase un cunnilingus (estimulación de genitales femeninos con la boca) era rebajarse al nivel de ser sodomizado. La felación (estimulación con la boca de los genitales masculinos), aunque había prostitutas que la practicaban, también estaba mal vista por suponer la profanación del canal de la comunicación, pero no olvidemos que los hombres tenían el poder suficiente para que se les realizase aquello que demandasen, y dudo que la felatio no fuese una de sus preferencias.
La sociedad romana era muy activa en lo que al sexo se refiere, y así lo constatan los escritos encontrados y las representaciones artísticas halladas (pinturas, esculturas, grabados…), aunque también desarrollaban prácticas que serían inconcebibles moral y legalmente en la actualidad, como las relaciones con menores. Sin copiar el modelo de la Antigua Roma, y sin que algunas de sus prácticas ilegales sirvan de precedentes, me pregunto si no sería posible llegar a un equilibrio quedándonos con lo mejor de cada época; la suya y la nuestra, y poder gozar de una aceptación de la diversidad, ya no solo sexual, sino en toda la amplitud que concede el concepto. ¿Por qué nos molesta tanto (a quien le moleste) que alguien comparta su sexualidad con quién y cómo le apetezca, mientras sea algo consentido? ¿es que alguien teme que se extinga la especie? ¿acaso alguien piensa aún que la homo o bisexualidad no es algo natural? supongo que quien alude a esta razón como defensa de su intolerancia es porque va en taparrabos, vive en una cueva y caza para comer, no creo que alguien que vive en la ciudad, va vestido con tejidos sintéticos, tiene coche, ordenador, móvil y redes sociales defienda este argumento. No, el ser humano no puede ser tan incoherente… o sí. En cualquier caso, toda sociedad avanza, y avanza en todos los aspectos. Antes de criticar al prójimo, estaría bien documentarnos y observar que quizá a lo largo de la historia la sexualidad es uno de los aspectos en los que menos hemos avanzado, si es que se ha avanzado algo. Y que nadie tema, la diversidad sexual no será la causa del apocalipsis.
Ana Casado.PSICÓLOGA Y ASESORA SEXUAL @anapsicopoet
¡Gran artículo!
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