Santiago Zannou (Madrid, 1978) es director de cine, guionista y productor. Su película El truco del manco obtuvo tres Goyas, entre ellos el de Mejor director novel. Entre su filmografía destacan también Alacrán enamorado, El alma de la roja (documental por el centenario de la Selección Española de Fútbol), La puerta de no retorno, el corto Cara sucia o algunos de los spots de la Lotería de Navidad. Sus trabajos, cargados de altas dosis de emoción, no dejan lugar a la indiferencia. Es evidente su profesionalidad, pero hoy queremos saber cómo piensa y siente la persona que está detrás del cineasta.
Publicado por Ana Casado
¿Cuál ha sido para ti el rodaje más catárquico?
Mi rodaje más catárquico ha sido El truco del manco. Porque habla de dos personajes; habla del personaje que se quiere hundir y del que se quiere superar a sí mismo. Son como dos caras de la misma moneda.
En La puerta de no retorno apuestas por la vuelta y reconciliación con los orígenes. ¿Qué le dirías a aquellas personas que tienen miedo a enfrentarse a su pasado?
Hay personas que tienen miedo de ser ricas. Enfrentarte a tu pasado es riqueza, enfrentarte a tu pasado no es algo complejo o malo, es simplemente crecer. Dar la espalda a tu pasado, meter la mierda debajo de la alfombra, es algo totalmente negativo. En La puerta de no retorno crecí, conocí la mitad de mi parte de la que no tenía ni idea. Esa mitad es rica, es auténtica y a veces conocer la raíz es conocerte a ti mismo. Una vez que hice La puerta de no retorno seguía siendo socialmente la misma persona, pero internamente era mucho más rico. A estas personas les diría que, sin duda alguna, tienen que ir a su pueblo: “ve a tu pueblo, ve a tu raíz, conócete, investiga, pregúntale a tu padre sobre todo”. Lo bonito que tiene La puerta de no retorno es poner la cámara a tu padre. Cuántas personas dejan de hacer preguntas a su padre y se quedan conversaciones sin hacer. La puerta de no retorno es una conversación entre mi padre y yo que hizo que nos conociésemos los dos un poco más.
Tus trabajos son un canto a la superación. Hay alguna situación en la que crees que no hay lugar para la resiliencia?
El truco del manco es un grito de la gente de fuera del centro, del extrarradio, para que nos escuchen en el centro. Había una frase que decía “a mí no me digas que no se puede”. Y una de las cosas que creo es que la resiliencia, el enfrentarte al muro, el intentar superarlo, el intentar ser un protagonista -que un protagonista es una persona que supera problemas y dificultades- es algo que tenemos todas las personas. Creo que todas las personas somos resilientes, y tarde o temprano lo vamos a ser. Lo podemos ser en el colegio con las notas o con el chico que nos quita el bollo, lo podemos ser en casa cuando tenemos un problema familiar, con un amigo cuando tiene un percance, o lo podemos ser en el trabajo cuando las cosas que queremos hacer no nos salen. Al final siempre nos están invitando a superarnos. Voy a utilizar una frase de Fassbender: “cuando uno está muerto ya no puede ser resiliente”.
¿A qué se debe que el cine social no tenga la acogida que merece entre el público?
No creo que el cine social no tenga acogida entre el público, porque creo que todo el cine es social. Es social porque habla de personas, ya sea una comedia o una peli de ciencia ficción. Decir que Gravity no es una peli social, es equivocarse. Lo que creo es que en nuestro país el cine social siempre se ha unido a una crítica política. Entonces ¿a qué se debe que el cine no pueda crecer desde una crítica política? a que en España no queremos hablar de determinado temas. Decir que Ocho apellidos vascos no es una película social, es equivocarse, y decir que una película de Fernando León de Aranoa es una película social, es verdad, pero esta percepción se debe a que estamos pensando que las películas deben ser algo que nos tiene que distraer y yo creo que las películas nos deben hacer pensar. Yo creo que cuando realmente me distraigo es cuando estoy pensando, me puedo tirar pensando mucho tiempo, pueden haber pasado cuatro horas y no me he dado cuenta. El miedo a pensar, a conocernos, a ponernos un espejo delante y ver cómo somos, hace que las personas tengan ese rechazo al espejo, pero yo creo que el cine social funciona, siempre ha funcionado.
¿Qué opinas de que el cine se haya visto excluido de la bajada del IVA cultural? Se respaldan en que la subvención al sector ha aumentado, ¿crees que es la solución?
Creo que con la ley del cine, ya desde hace un tiempo, se habla mucho y se hace muy poco. Creo que realmente las personas se tienen que sentar a intentar convertir nuestro cine en una industria de todos. Separar el cine de los otros espectáculos en directo es algo muy curioso. A mí me pasa una cosa, y que me parece maravillosa; la única vez que yo me siento en comunión con el resto de personas, es cuando voy a una sala de cine y en silencio disfruto de una película. Creo que hay determinados tipos de revanchas que tienen que ver con algo que es pasado, y que los cineastas jóvenes, los actores jóvenes, las escuelas de cine, las nuevas salas…, no tenemos por qué sufrir. Creo que el 21% sí al cine y no a un concierto es algo que no casa. Creo que hay que dejarse de revanchismos. Realmente las primeras figuras no sufren ese 21%, quienes lo sufren son los atrezzistas, los de vestuario, etcétera, que son los que se quedan sin trabajo.
A diario vemos en los medios de comunicación, sobre todo en las noticias, a víctimas del hambre, guerras, atentados, desahucios ¿Cómo crees que influye esa continua proyección de determinadas imágenes y el tratamiento que se hace de las mismas; nos sensibiliza o nos habitúa a ellas?
Yo creo que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en sensibilizarnos, y la suma de problemas hace que las personas dejen de ser sensibles. Yo puedo estar con mi pareja comiendo, estar viendo el telediario y ver que EEUU ha tirado la madre de todas las bombas, y automáticamente cambiar a otro canal. Creo que la cantidad de información hace que las personas dejen de ver cuál es el valor de lo que está ocurriendo. Hay algo muy interesante y es la diferencia en el punto de vista; en televisión el punto de vista es el de algunos medios que marcan una línea editorial concreta, y fuera de la televisión el punto de vista es el del artista o cineasta, que se compromete con lo que cuenta y hace una reflexión sobre lo que él ve. Entonces sí que veo que lo que está ocurriendo en los medios de comunicación es que generan una cantidad de información que nos empieza a hacer invulnerables, es como que nos están poniendo una vacuna hacia los problemas, estamos vacunados ante cualquier cosa que ocurra en el mundo porque lo vemos en una imagen desde la televisión, el iPad o el móvil, que está lejos de nosotros, no nos importa mucho.
Viendo la subida que están teniendo los partidos de ultraderecha a nivel europeo, ¿crees que esto influirá en que el «cine denuncia» aumente, o por el contrario caerá empicado por la falta de respuesta de ciertos gobiernos?
Creo que el crecimiento de los partidos de ultraderecha en el mundo occidental, en Europa y EEUU, es una respuesta directa a la rabia que tienen las personas. La manera más sencilla de manipular a las personas es hablarles de las necesidades, de lo que les están quitando y de lo que podrían llegar a ser si fuesen egoístas. Desgraciadamente, cuando los partidos de ultraderecha tienen participación dentro del poder, ellos eligen qué tipo de cine se hace o qué tipo de cine no se hace, y hay algo muy interesante -y vuelvo a la pregunta del resiliente, que debe ser un artista- que debe, no criticarlo, sino mostrarlo como un espejo. Yo creo que siempre se ha hecho un cine social. Mi director preferido es Chaplin. Chaplin es el director de Tiempos modernos, de La quimera del oro. ¿La quimera del oro podría ser a día de hoy una película actual? por supuesto. Creo que el cine social siempre se ha hecho, lo único que ocurre es que determinados medios le han puesto una etiqueta de que el cine social es igual a un cine reivindicativo, de izquierdas, comunista, molesto. Pero creo que los cineastas siempre van a hablar de una manera social, ya sea en comedia, en un thriller, o en un drama. Creo que a mí, como cineasta, la ultraderecha a lo único que me invita es a contar más historias, porque si el mundo fuese precioso y bonito, los cineastas hablaríamos de las nubes, no de las personas.
De todas las identidades o roles que nos conforman como persona, ¿cuál antepones sobre el resto?
Tengo ya la suerte de estar en diferentes roles. Hubo un momento en que solamente era hijo, y era hijo pequeño, que es un rol muy bonito y muy divertido, porque eres el más cuidado. Pero ahora que eres padre, hijo pequeño y pareja, creo que las personas estamos llenas de un montón de caminos y líneas que nos invitan a ser de diferentes maneras. Creo que todas las personas de una manera o de otra son mestizas, en el sentido de su manera de comportarse, mestizas en su manera de ser. Hay un día en que me tengo que poner serio porque mi hijo no duerme y hay otro en que me tengo que poner cariñoso porque adoro a mi señora, y otro en que me tengo que poner pequeño porque voy a comer a casa de mi madre. La complejidad y lo bonito del ser humano es saber adaptarse a cada una de las situaciones sin ningún miedo. Creo que las personas no somos de una sola manera, somos de muchas y todas interesantes. Los roles que tenemos son muy variados; en algunos lo hacemos bien y en otros tal vez no tanto. Yo creo que no hay que anteponer ninguno.
Tales de Mileto decía que el mayor arma es el pensamiento. ¿Para ti cuál es el mayor arma del ser humano?
Es un poco ventajista decir esto, porque he utilizado los problemas como una gasolina. Creo que el mayor arma del ser humano es la injusticia, la capacidad de ver la injusticia en el mundo es una gasolina que se convierte en un arma gigante para cambiar las cosas. Lo más bonito que tenemos es que el mundo nos necesita. Para mí un insulto es un arma, un problema es un arma, un muro es un arma. El mayor arma que tiene el ser humano son las ganas de superarse.
Últimos proyectos donde ver a Santiago Zannou en acción.
Los directores estamos siempre con mil frentes abiertos. Hay uno de ellos que me genera un interés increíble -porque he tenido la suerte de tener el beneplácito de la familia de Boris Vian- y es Escupiré sobre vuestra tumba, que llevamos un tiempo trabajando con Morena Films y que en principio podremos rodarlo proximamente. También es verdad que no hay que darle la espalda a otro tipo de cosas que me generan muchísima verdad y muchísima tierra, que son mis documentales. Próximamente voy a presentar un documental sobre mujeres que rodé en Etiopía que se llama Muna, donde no sale ningún hombre y donde las mujeres europeas espero que se vean reflejadas en la fuerza que tienen las mujeres africanas para tirar hacia delante, para ser representantes de ese cambio social que necesita el mundo. Hay una cosa que aprendí haciendo este documental y es que si viviésemos cerca de las mujeres, nosotros no haríamos una guerra. Hay una frase increíble de dice uno de mis personajes y es “¿no os dais cuenta de que todos vosotros tenéis una madre? ¿pensáis que si desaparecéis, la madre no sufre? ¿por qué vosotros, los hombres, hacéis la guerra?”. Así que hay una línea documental donde me gusta expresarme y luego hay un sueño de intentar dirigir mi siguiente película que, como todos sabemos, es complicado.
INTROSPECCIÓN
Un valor fundamental
Yo soy un enamorado desde niño, el amor.
El mayor obstáculo como director
El mayor obstáculo como director es uno mismo, sí, ser honesto con uno mismo.
Un director de referencia
Sin duda alguna, Chaplin. Es uno de los que se inventó el lenguaje cinematográfico, también Griffith inventó el lenguaje, pero con una película infinitamente racista. De Chaplin hay algo que me emociona y es que supo hacer de la miseria, comedia. Chaplin es el director que más me gusta.
¿Razón o emoción?
Emoción, emoción, emoción, emoción, razón, emoción, emoción, emoción, sinrazón.
¿Quién es tu héroe o heroína?
Parece una respuesta sencilla. Sin duda mi heroína es mi madre, de hecho es uno de los trabajos que quiero hacer, porque creo que fue una de las mujeres valientes en los años 60, rompiendo lo establecido y casándose con un negro. Creo que el cambio y la apertura que hubo en Europa tuvo que ver con las mujeres que abrieron la puerta y el corazón a aquellas personas que venían de fuera, en una Europa que era muy conservadora y en una España que también lo era. Mi heroína es mi madre, pero no porque sea mi madre, no es amor de hijo, es admiración a una persona que quiso cambiar el entorno en Burgos, casándose en aquella época con un negro, muy guapo, es verdad, pero no siendo como las demás y llevando eso hasta el final. Por eso mi heroína es ella y otras muchas mujeres que se atrevieron a romper lo establecido.
¿Cuál es el mayor ansiolítico de nuestra sociedad?
Internet, porque hace que puedas estar en un aeropuerto esperando cuatro horas tu avión y no tienes ningún problema, siempre y cuando el aeropuerto tenga wifi y puedas estar viendo cualquier tipo de red social. Ya me gustaría que fuesen las películas, pero creo que es internet.
¿Un concepto inspirador?
Una persona inspiradora es alguien que lleva su concepto y su personalidad en el día a día y hasta el final y yo he tenido la suerte de estar con Juan Manuel Montilla (El Langui), que creo que es el español más inspirador, el más grande, uno, desde mi punto de vista, de los más talentosos y una persona que me enseñó la frase en el momento más duro, donde estuve a punto de tirar la toalla y es “a mí no me digas que no se puede”. Estamos llenos en el mundo de personas que nos han demostrado que quejarnos -y es verdad que hay que quejarse porque las cosas son difícilísimas- nos hace más pequeños. Creo que estamos llenos de personas que superan retos. Ese sería el concepto inspirador “a mí no me digas que no se puede”; me caigo, me levanto, me caigo dos veces, me levanto tres, me pones un obstáculo, me invitas a superarlo